jueves, 4 de octubre de 2012

HerManos





Esperamos alguna recompensa por nuestros actos y somos decepcionados; ni el éxito, ni la felicidad, ni siquiera la paz de conciencia corona nuestros ineficaces esfuerzos por hacer el bien.

Nuestras debilidades son invencibles; nuestras virtudes estériles, la batalla se vuelve dolorosamente contra nosotros hasta que se pone el sol. El hipócrita moralista nos cuenta acerca del bien y el mal; y nosot
ros miramos en otros lados, aun en la superficie de nuestro pequeño planeta, y veremos que estos cambian con cada clima, y no hay una acción que sea realzada en un país como una virtud mientras en otro se la estigmatiza como un vicio; y la buscamos en nuestra experiencia, y no encontramos coherencia vital en las normas mas sabias, sino como mucho una convivencia domestica. No es extraño que estemos tentados de desesperar del bien. Pedimos demasiado. Nuestras religiones y sistemas morales han sido adornados para adularnos, de momento que son todos afeminados y sentimentalistas, y solo agradan y debilitan. La verdad es de un trazado mas rústico. En el rostro áspero de la vida, la fe puede leer un evangelio fortificante. La raza humana es una cosa mas antigua que los diez mandamientos; y los huesos y las revoluciones del Cosmos, en cuyas articulaciones no somos sino moho y hongos, mas antiguos todavía.

"Acerca del polvo y la sombra" Stevenson

Fuego Gris II



"En el sueño de la vida esta el hombre que encuentra sus verdades y que las pierde en la tierra de la muerte para tornar, a traves de las guerras, los gritos, la locura de justicia y de amor, el dolor, en suma, a esa patria tranquila en que la muerte misma es un feliz silencio" Camus