Una mentira es una declaración conciente de lo falso / disimulación de lo verdadero.
Todo comienza muy temprano, aunque pensamos que la veracidad es la mayor virtud de un niño pequeño, resulta que mentir es, en realidad, su capacidad más notable.
Un niño que miente debe reconocer la verdad, concebir intelectualmente una realidad alternativa y ser capaz de hacerle creer convincentemente a alguien esa nueva realidad. Por lo tanto, mentir exige un desarrollo cognitivo avanzado y habilidades sociales que la veracidad no requiere.
Todo comienza muy temprano, aunque pensamos que la veracidad es la mayor virtud de un niño pequeño, resulta que mentir es, en realidad, su capacidad más notable.
Un niño que miente debe reconocer la verdad, concebir intelectualmente una realidad alternativa y ser capaz de hacerle creer convincentemente a alguien esa nueva realidad. Por lo tanto, mentir exige un desarrollo cognitivo avanzado y habilidades sociales que la veracidad no requiere.
Puedo dilucidar dos posibles conceptos de mentira, el primero en que se distingue mentir de ocultar, de este modo mentir sería hacer expresa una información falsa dándola a entender como verdadera; y ocultar se entendería como omitir información que se tiene pero no por ello faltando a la verdad. Por lo tanto ocultar no sería mentir.
Y segundo, haciéndola sinónimo de ocultar. Con este supuesto, ocultar es faltar a la verdad y faltar a la verdad es mentir. Siguiendo la línea de este concepto, todos somos relativas falsedades, ya que ocultamos constantemente la verdad, seleccionamos cuidadosamente que partes de nosotros compartir y cuales reservar. De esta manera seríamos conceptos altamente erróneos, falsos por aquellas reservas que no exponemos.
Cuanto más se cae en esta tentación, más difícil resulta controlar la abundante base de datos de las versiones dadas y comentarlas, repetirlas o seguir con coherencia lo novelado.
Es así que las mentiras pueden desencadenar una espiral viciosa de más y más mentiras que se realizan para sostener la causante principal.
Si bien la mentira puede ser útil y es un comportamiento social frecuente, se puede desarrollar un trastorno psicológico llamado mitomanía. El mitómano se caracteriza por recurrir a la conducta de mentir continuamente sin valorar las consecuencias, con tal de maquillar una realidad que considera inaceptable urdiendo todo tipo de sistemas delirantes.
Las mejores maneras de no fallar en el proceso de mentir suelen ser: Creerse la mentira (si se pretende que esta no caduque); Confundirla entre verdades (una mentira dicha entre verdades no llama la atención); Informarse (saber que perciben los demás, preferiblemente de forma indirecta); Dar detalles (detalles no comprobables, humillarse a uno mismo lo hace mas factible); comenzar el dialogo ( ganándole de mano a un eventual interrogatorio); no terminar conversación con el asunto (cambiar de tema con naturalidad); individualmente (de a un individuo por vez, esto hace que con el próximo se puedan reforzar puntos que quedaron poco creíbles); y el mas importante: nunca admitir que es una mentira (esto provoca desconfianza, preferiblemente se puede alegar que se fue engañado o fallado al tomar la información de la fuente).
Considero que mentir es una forma extravagante de arte (mentir sin ser descubierto). Para ello es necesario ser ágil mentalmente, configurar un historial de recuerdos imaginarios, argumentar para solidificar la mentira y, en el caso de llevarla a cabo personalmente, actuar tanto corporal como gesticularmente. Por ello, la mentira bien echa, se merece todo mi respeto. Puede que sea sincero... puede que todo lo anterior sea un mero engaño...
Cuanto más se cae en esta tentación, más difícil resulta controlar la abundante base de datos de las versiones dadas y comentarlas, repetirlas o seguir con coherencia lo novelado.
Es así que las mentiras pueden desencadenar una espiral viciosa de más y más mentiras que se realizan para sostener la causante principal.
Si bien la mentira puede ser útil y es un comportamiento social frecuente, se puede desarrollar un trastorno psicológico llamado mitomanía. El mitómano se caracteriza por recurrir a la conducta de mentir continuamente sin valorar las consecuencias, con tal de maquillar una realidad que considera inaceptable urdiendo todo tipo de sistemas delirantes.
Las mejores maneras de no fallar en el proceso de mentir suelen ser: Creerse la mentira (si se pretende que esta no caduque); Confundirla entre verdades (una mentira dicha entre verdades no llama la atención); Informarse (saber que perciben los demás, preferiblemente de forma indirecta); Dar detalles (detalles no comprobables, humillarse a uno mismo lo hace mas factible); comenzar el dialogo ( ganándole de mano a un eventual interrogatorio); no terminar conversación con el asunto (cambiar de tema con naturalidad); individualmente (de a un individuo por vez, esto hace que con el próximo se puedan reforzar puntos que quedaron poco creíbles); y el mas importante: nunca admitir que es una mentira (esto provoca desconfianza, preferiblemente se puede alegar que se fue engañado o fallado al tomar la información de la fuente).
Considero que mentir es una forma extravagante de arte (mentir sin ser descubierto). Para ello es necesario ser ágil mentalmente, configurar un historial de recuerdos imaginarios, argumentar para solidificar la mentira y, en el caso de llevarla a cabo personalmente, actuar tanto corporal como gesticularmente. Por ello, la mentira bien echa, se merece todo mi respeto. Puede que sea sincero... puede que todo lo anterior sea un mero engaño...
Julián Marsilli
2 comentarios:
muy bueno, como siempre!
beso =)
Bueno, al final te lo escribo como comentario. De esto que tanto hemos hablado en algún día perdido de los nuestros.
Primero cabe destacar que la verdad en si, es un estado puro..
Sin embargo la mentira (sin irnos a un extremo abstracto) es un invento humano. Creación propia de un ser racional que tiene la elección de tergiversar la realidad.
Como haces mención, el arte de mentir requiere una serie de habilidades; la primera de ella es reconocer la verdad y a partir de ella contar otra historia.
Admirable el proceso de creación y creatividad al que recurre un buen mentiroso. De este se desprende una rama particular, el mitómano; mentidor compulsivo que necesita de su propia realidad para tener una identidad. Sin embargo mcuhos definen de mitómanos a los mentirosos conocidos, sin embargo un mitómano jamás levanta sospechas, jamás confunde una mentira y sus historias son tan elaboradas que hacen difícil identificar la mentira.
Fuera de esa categoría están los que usan la mentira como escape a una situación.. ya sea por necesidad de evitar inconvenientes o por el simple hecho de tomar protagonismo en una charla.
Mentirosos buenos hay pocos, aquel que luego de años recuerda la mentira y la sigue manteniendo, junto a la red que ello implica.
El que conoce la primera ley de total importancia, aparte de convencerse de la mentira, es no confiarsela absolutamente a nadie y mantener la versión hasta recordando que tan largo era el pasto del lugar.
Y este tipo de mentirosos nacen en la juventud y se pierden en la vejez. Se que algunos dicen que los viejos son buenos mentirosos, sin embargo no estoy de acuerdo; son buenos mentirosos en el momento, pero mantener una compleja tela de araña de engaños, es una virtud de los jovenes.
La veracidad de una afirmación justamente se basa en eso, en el impacto que causa en la otra persona una contundente afirmación.. No hay lugar para las dudas ni el titubeo, el universo creado por el mentiroso debe ser perfecto y como todo Dios de su propio universo, debe conocer el total funcionamiento del mismo.
Asi que el mentiroso jamás se va a jactar de ello, porque es su arma mas preciada y trabajada.. es la habilidad más usada y su manera de trabajar la sociedad.
Quien podría pensar esto? un mentiroso o alguien que los admira?
Aunque sea imposible admirar a alguien que no puede ser identificado
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