miércoles, 7 de diciembre de 2011

De Alas.-


Julián

El que haya querido los otros días, los malos, los de los ataques de gota o los del maligno dolor de cabeza clavado detrás de los globos de los ojos, y convirtiendo, por arte del diablo, toda actividad de la vista y del oído de una satisfacción en un tormento, o aquellos días de la agonía del espíritu, aquellos días terribles del vacío interior y de la desesperanza, en los cuales, en medio de la tierra destruida y esquilmada por las sociedades anónimas, nos salen al paso, con sus muecas como un vomitivo, la humanidad y la llamada cultura con su fementido brillo de feria, ordinario y de hojalata, concentrado todo y llevado al colmo de lo insoportable dentro del propio yo enfermo; el que haya querido aquellos días infernales, ése ha de estar muy contento con estos días normales y mediocres como el de hoy; lleno de agradecimiento se sentará junto a la amable chimenea y con agradecimiento comprobará, al leer el periódico de la mañana, que no se ha declarado ninguna nueva guerra ni se ha erigido en ninguna parte ninguna nueva dictadura, ni se ha descubierto en política ni en el mundo de los negocios ningún chanchullo de importancia especial; con agradecimiento habrá de templar las cuerdas de su lira enmohecida para entonar un salmo de gratitud mesurado, regularmente alegre y casi placentero, con el que aburrir a su callado y tranquilo dios contentadizo y mediocre, como anestesiado con un poco de bromuro; y en el ambiente de tibia pesadez de este aburrimiento medio satisfecho, de esta carencia de dolor tan de agradecer, se parecen los dos como hermanos gemelos, el monótono y adormilado dios de la mediocridad y el hombre mediocre algo encanecido que entona el salmo amortiguado.- Hesse

Con el lujo la miseria confundida.-

Julián

Hasta nosotros sube de los confines
del mundo el anhelo febril de la vida:
Con el lujo la miseria confundida,
vaho sangriento de mil fúnebres festines.
Espasmos de deleite, afanes, espantos,
manos de criminales, de useros, de santos;
La humanidad con sus ansias y temores, 
a la vez que sus cálidos y pútridos olores,
transpira santidades y pasiones groseras,
se devora ella misma y se devora después lo tragado,
incuba nobles artes y bélicas quimeras,
y adorna de ilusión la casa en llamas del pecado 
se retuerce y consume y degrada 
en los goces de feria de su mundo infantil,
a todos le resurge radiante y renovada,
y al final se les trueca en polvo vil. Nosotros en cambio, vivimos las frías 
mansiones del éter cuajado de mil claridades,
sin horas ni días, 
sin sexos ni edades.
Y vuestros pecados y vuestras pasiones 
y hasta vuestros crímenes no son distracciones,
igual que al desfile de tantas estrellas por el firmamento.
Infinito y único es para nosotros el menor momento.
Viendo silenciosas vuestras pobres vidas inquietas,
mirando en silencio girar a los planetas,
gozamos el gélido infierno espacial.
Al dragón celeste nos une amistad perdurable;
Es nuestra existencia serena, inmutable,
nuestra eterna risa, serena y astral.
(Herman Hesse)

Que paso de extraordinario?



Que paso de extraordinario esta tarde que anduviste deambulando muros como un alma en pena? Lanzaste improperios en silencio? Echaste un ojo severa y reprensiva a las señales?
No puedo evitar sentir la empatía de ese recorrer de habitaciones tratando de encontrar algo que sofoque el pensamiento. Me encantaría acertar la nota que armonice los resultados que no resultan. Es cierto, es mas fácil perderme en tu sonrisa que esquivarte la mirada para ser un moralista, los hechos me tienen colgado de los techos, colgado de tus fotos, trepando las palabras que me gustaría te acaricien, te regalen un instante fuera de lo efímero, una melodía que haga imperecederos los sentimientos como algo eterno y divino, como esa mirada que espero algún día me regales.-
Julián