domingo, 19 de septiembre de 2010

"Principio General del Ajedrez humano".

Con mi querido amigo Guido, un día jugando ajedrez, debatimos sobre como el juego se puede contrastar con la realidad para explicar aspectos de los comportamientos humanos. A continuación los argumentos:
Debemos comenzar colocándonos en el tablero como simples fichas.
¿Fichas? Si, fichas de lo que consideramos “El Gran Ajedrez Humano”.
¿Porque asociamos el Principio al Ajedrez? Porque este juego no es considerado solo eso, sino un arte, una ciencia y un deporte mental. Además, reune una serie de características propias: accesible a todos, carácter divertido de juego (competencia), principio de rendimiento (habilidad), regido por reglas, etc.
Siguiendo este concepto, como primer supuesto, consideramos que vivir también es un arte.
Teniendo en cuenta que somos fichas, la primera pregunta que se nos ocurre es:
¿De quién?
La respuesta no es fácil, ya que no solo nos referiremos a la simple influencia o manipulación que todos recibimos constantemente e independientemente de cuan alto estemos en la pirámide jerárquica.
Cabe aclarar, en principio, que cuando nos preguntamos ¿de quién? no nos referimos a cuestionarnos sobre entes superiores, no somos fichas de dios, de lo contrario diríamos “somos ovejas del señor” y no es nuestro estilo.
Como no somos quienes para hablar de entes superiores, nos vamos a remitir simplemente a tratar de demostrar que todos estamos influidos e influimos en el entrono (como cada ficha en el ajedrez).
Quizá más de uno de los presentes lectores ya imagino esto, pero nos tomamos la atribución de crear una enunciación medianamente teórica, ya que luego de investigar en Internet para verificar la existencia de material similar, no logramos encontrarlo.
Sabemos que muchos de los que nos leen están pensando “Estos pirados se la dan de intelectuales y escriben boludeces carentes de gracia y sentido”. Bueno a los que llegaron hasta este párrafo y piensan eso, les recomendamos que se remitan a la parte superior derecha de la ventana en donde encontrarán una cruz… Es momento de hacer clic allí.  

Ahora, aquellos que tanto a modo de interés, diversión, o simple curiosidad siguen leyendo, podrán darse cuenta, a lo largo de la explicación del principio, a donde queremos llegar.
Sin más preámbulos, comencemos.

El ajedrez y la vida son análogas, se rigen por la regla de la mediocridad, cuanto mas mediocre se es, más fácil resulta ser vencido, por lo que todas las fichas están sujetas a ese principio. Si, todas las fichas independientemente de su jerarquía, ya que son instrumento de alguien y por el solo hecho de ser influidas sus voluntades no pueden realizarse independientemente y carecen de libertad plena; pero para el consuelo de todos, se puede ser libre en una jaula, ya veremos porque.
Consideramos que algunos de los presentes lectores no jugaron ajedrez en su vida y de ellos, algunos no lo harán jamás porque puede, conceptualmente, resultarles muy aburrido, lo sabemos y hace falta solo un mínimo de discernimiento para entender este principio. De los que han jugado, muchos ya imaginaron que el concepto de mediocre encajaría perfectamente en el papel de peón del tablero. Lamentamos decirles que están muy equivocados.
Los peones en el ajedrez suelen ser los que se mueven primero, los caballos pueden hacerlo también, pero no es conviene por cuestiones estratégicas.
Los peones son los primeros en ser sacrificados en beneficio del Rey.
¿Se sacrifican en beneficio del Rey o en beneficio del reino?
Esto diferencia a un mediocre de un potencial ganador.
Ahora bien, como todos sabemos, en el ajedrez existen peones, alfiles, caballos, torres y la famosa Reina.
Esta ultima se merece todo un párrafo porque si les preguntamos que ficha les gustaría ser en el ajedrez, la gran mayoría (por no decir todos) responderán en nombre de “La voraz y gladiadora Reina”.
La reina se caracteriza por su libertad de movimiento y sus sutiles y traicioneros ataques.  Si alguno de ustedes pensó “Yo quiero ser un peón” entonces felicitaciones.  
¿Por qué ser un peón?
Porque los peones son quienes respiran gloria. Comienzan siendo débiles y son propensos a caer en batalla, pero después de un gran esfuerzo son los únicos que pueden “coronar”*. 



En la generalidad, la mayoría comienza siendo peón hasta que se logra coronar y así poder elegir que se quiere ser.
*Coronar significa que un peón llega al final del camino y puede elegir en que se quiere convertir, los ambiciosos nunca miran el resto de sus fichas y elijen la reina, a ellos los devoran los cautelosos, quienes saben que un caballo despierto vale mas que dos reinas durmiendo.
Los alfiles y caballos son nobles caballeros que, como fue enunciado, comenzaron siendo peones y decidieron seguir luchando en beneficio de su rey y su reino.
Las robustas torres encuentran su esencia solo formando parte del ejercito, de lo contrario serian solo atracciones turísticas.
Sin importar la posición y jerarquía que cada uno ocupa en este tablero, debemos saber que conciente o inconcientemente respondemos a un Rey, siempre que existan relaciones humanas. En caso de no saber quién es, debemos prestar atención a la disposición de las fichas.
Tu Rey puede ser un simple tirano, pero vos podes ser un héroe respondiendo a sus órdenes. La mayoría de nosotros no elige el Rey a quien servir, nacemos en un tablero y formando parte de un grupo de relaciones al cual resulta casi imposible
renunciar . Renunciar implica aislarse de ese conjunto de relaciones. 
Se debe tener en cuenta también que en el tablero humano, a diferencia del ajedrez, hay mucho más que formalidades diplomáticas.
 

Si abandonas a tu Rey porque es un tirano y este pierde la partida, no solo sacrificaste al Rey, sino tambien a todo un ejército por conveniencia. En la vida a eso se le llama egoísmo.
¿Pero no era que la evolución favorece a los egoístas?, “SI”, esta comprobado, pero convertirse en la ficha preferida de la selección natural puede resultar peligroso, esta brinda ventajas a largo plazo, necesitarías varias partidas para destacarte sobre las demás. 

El precio que debe pagar el egoísta es el odio de los altruistas (perseguidores del bien común), quienes por medio de la cooperación y viéndose amenazados te podrán eliminar fácilmente.
Todos somos fichas con mas o menos valor sobre el tablero de la vida, lo que importa realmente es el porque de cada movimiento.
Se puede ganar una partida sin siquiera un solo sacrificio. La capacidad de cada uno de elegir sus movimientos y contemplar la cadena de suceso que desata (Principio de Causalidad), es lo que hace que la vida sea un arte y estas similitudes posibilitan que sea comparable al ajedrez.
Si conoces y confías en tu Rey no necesitas prever demasiados movimientos. Pero la gloria es mas intensa cuando tus propias decisiones aportaron a la victoria.


Guido Muchiutti
Julián Marsilli
 

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