Este texto es un sustento para la entrada de “LA COTIDIANIDAD”, en la cual había hablado de la automatización de las acciones diarias que, en resumen, nos llevan a vivir habitualmente y no plenamente (http://homocreativ.blogspot.com/2010/09/planetas-e-estrelas-em-escala.html). Ese texto concluía en que para sumar experiencias es necesario realizar rupturas en los hábitos, cambiar los caminos, abrir los sentidos, captar las esencias del aire, observar y, de ser posible, darnos un tiempo pura y exclusivamente para nosotros mismos.
Bien, otro de los factores importantes que encontré y que no había nombrado era la concientización de la finitud del Ser.
Heidegger, filósofo alemán, en su obra “SER Y TIEMPO”, fundamenta que el hombre no es realidad, sino posibilidad. Esto quiere decir que el hombre nunca es el mismo y en base a sus posibilidades siempre muta (a diferencia de por ej una roca, que no muta constantemente).
Entre esas posibilidades se encuentra "siempre" la posibilidad de morir y esta es el fin de todas las demas. Con esto se refiere a que la vida es una y cuando termina no existe nada más, es el fin del SER. (Heidegger toma la frase de Nietzsche "Diós ha muerto, lo ha matado el hombre" para paliar las supersticiones sobre la existencia de algo mas alla del Ser).
El hombre que toma conciencia de la muerte es, para Heidegger, un DASEIN (hombre que piensa en su ser) de existencia auténtica, porque vive conciente de que va a morir y esto lo lleva a aprovechar de sus posibilidades y vivir con intensidad. En contrapartida se encuentra El DASEIN de existencia inauténtica que es aquel que vive del "se dice", entonces vive como se dice que hay que vivir, lee lo que se dice que hay que leer, piensa como se dice que hay que pensar, etc. Este hombre se encuentra inmerso en la habitualidad y así se mantiene en el anonimato bajo un mundo de habladurías. “Bajo el señorío de los otros”.
Julián Marsilli
No hay comentarios:
Publicar un comentario